miércoles, 5 de julio de 2017

Cartilla de racionamiento


         Hubo un tiempo en España en el que la escasez de alimentos obligó a establecer unas cartillas de racionamiento para el suministro de los productos básicos. Las hubo durante la guerra en la zona republicana, pero al finalizar la misma, por un Decreto de 14 de mayo de 1939, se instauró en toda España. Este sistema se mantuvo en vigor hasta el 15 de junio de 1952. Fueron años de penuria en los que floreció el estraperlo, mediante el cual se podía completar lo que se podía adquirir oficialmente, a través de un mercado negro que dio lugar a muchos abusos y que sirvió para el enriquecimiento de quienes se aprovechaban de la situación.
         Inicialmente hubo cartillas de racionamiento familiares, pero en 1943 se crearon las individuales, divididas en tres categorías, en función de las necesidades de cada persona y en el archivo de nuestro Centro se conserva una Colección de Cupones de Racionamiento de segunda categoría, correspondiente al primer semestre de 1950, emitido por la Comisaría General de Abastecimientos y Transportes. Se da la circunstancia de que está sin usar, por lo que conserva todos sus cupones.




         Las primeras ocho hojas corresponden a los cupones para pan, que se podía adquirir diariamente, por lo que en cada cupón aparece reseñado el día (desde el 2 de enero al 2 de julio).




         A continuación vienen las hojas de los productos que se entregaban semanalmente: Aceite; azúcar; legumbres y arroz; patatas; pasta de sopa; y café o chocolate. En total 24 cupones para cada uno de ellos, con expresión de las sucesivas semanas.



         En el caso de la carne y de lo denominado “Varios” hay tres hojas con un total de 72 cupones, sin que en ellos se especifique la semana, por lo que probablemente podrían adquirirse cuando lo deseara el titular.
         Hay además una hoja complementaria para el suministro de aceite, azúcar, legumbres y arroz, patatas, pasta de sopa y café o chocolate, en las dos últimas semanas del semestre.

         Al final, debían sellarse unos resguardos por los establecimientos en los que se habían adquirido periódicamente cada uno de los productos.

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