viernes, 3 de junio de 2016

Séptima sesión del Curso sobre Patrimonio Cultural Inmaterial


            El curso que, sobre Patrimonio Cultural Inmaterial, ha organizado el Centro de Estudios Borjanos está llegando a su fin. Ayer, por la tarde, en el Salón de Actos de la Casa de Aguilar, tuvo lugar la séptima sesión del mismo que estuvo protagonizada por uno de nuestros más jóvenes investigadores, Javier Manero Lajusticia que, en estos momentos, está finalizando en la Universidad San Jorge de Zaragoza el grado de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, razón por la cual se encargó de hablar sobre los deportes y los juegos tradicionales que, sin duda, constituyen una parte importante de nuestro Patrimonio Cultural.





            La charla había despertado un gran interés, como se puso de manifiesto por el numeroso grupo de personas que se dieron cita en nuestra sede para asistir a la presentación programada.




            En su intervención, Javier Manero se refirió a los juegos que aparecen regulados en las antiguas ordinaciones de la ciudad que, en concreto, eran el juego de pelota, el tiro de bola, el de barra y el juego de la estornija, señalando que la información que ofrecen se circunscribe a las norma establecidas para evitar molestias innecesarias a los vecinos.



            En concreto, al referirse al juego de la pelota ofreció imágenes de los obstáculos colocados en determinados muros, como el que aparece en la fotografía superior, correspondiente a la plaza del Mercado, para impedir que fuera utilizado como frontón.



            Presentó también el testimonio que ha quedado en el callejero de Borja de la existencia de un trinquete que, como ha documentado recientemente el Dr. Aguilera Hernández, existía ya a mediados del siglo XVII en ese lugar, siendo de propiedad particular. Posteriormente, hubo otro en el antiguo cuartel de caballería de la calle de Belén. 



            Algo parecido sucede con el tiro de bola, al que se recuerda en una calle de Ambel y que gozó de gran aceptación popular, dando lugar a apuestas muy elevadas entre los que presenciaban unas competiciones que podían prolongarse durante varios días, como ocurrió a finales del siglo XIX con el duelo entre Eusebio Cabrera de Épila y el legendario “Fresquita” de Magallón, los cuales emplearon ocho días en recorrer la distancia entre ambas localidades, terminando con un gran escándalo, pues “Fresquita” se vendió, sin importarle mucho pues, como solía comentar: “La honra se marchó a Épila, pero los dineros a Magallón”.




            Hizo referencia a los destacados deportistas que han practicado el tiro de barra en Borja, ofreciendo estas dos interesantes fotografías en las que aparece Serafín Lacleta lanzando la barra, en el patio del Grupo Escolar, en el transcurso de las fiestas de San Bartolomé, mientras que en la segunda aparecen muchos de esos tiradores, algunos ya desaparecidos como Antonio Aina Calahorra, Ramón Boldova, Ángel Sánchez  Fábregas y Antonio Bolea Romanos, que fue uno de los grandes difusores de este deporte. Con ellos aparece Serafín Lacleta López y Jaime Tejero Hidalgo.



            Menos conocido es el juego de la estornija o picota, que también aparece citado en las Ordenanzas Municipales y que, como indicó, recordaba al actual béisbol, ya que se debía golear la estornija (un pequeño proyectil de madera, de forma ovoide), mediante el “marrillo” o mazo de madera que equivaldría al bate del citado deporte. 




            Aludió también a las carreras pedestres, de larga tradición, que en su origen tenían como premio unos pollos que, como en el caso de esta fotografía de Calatayud se mostraban colgados de unas pértigas. De aquellas carreras, ha sobrevivido la “de la Joya” de Mallén, cuyo nombre no significa que el vencedor recibiera lo que hoy conocemos como una joya, sino que esta palabra es sinónimo de “premio”.
            Terminó su intervención con una mención a los numerosos juegos infantiles, como el de las canicas, chapas, tabas, etc., así como los que tenían como escenario nuestras calles y plazas. Respecto a uno de ellos, el de “churro va” en concreto, indicó que su práctica es desaconsejada por los problemas lumbares que puede ocasionar a los niños que lo realizan, algo que en el pasado no se tenía en cuenta.

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