miércoles, 13 de enero de 2016

Localizada la Virgen de la Cama de Magallón


            Hace unos días, al comentar la reciente obra del Prof. D. Jesús Criado Mainar, titulada Culto e imágenes de la Virgen de la Cama en el Aragón Occidental, llamamos la atención sobre un documento publicado, referido a la capitulación efectuada por el vicario perpetuo de Magallón D. Pedro Arnal, por una parte, y el carpintero de esa localidad Juan de León y el tornero de Borja Jerónimo Pandos, ante el notario Miguel Pérez, el 17 de marzo de 1610, para la realización de una “cama” para la Virgen, por el precio de 40 escudos.
            El documento que describe minuciosamente las características de ese mueble reviste especial importancia, a juicio del Prof. Criado ya que el vicario actúa en representación de “las priora y mayordomas de la cofradía de la Asunción” de Magallón de la que, por el momento, puede ser considerada la más antigua hermandad laica de mujeres, asociada a este culto.

            En el libro, se afirmaba que no “han quedado vestigios materiales de este culto, pues ni subsiste la cama ni tampoco la imagen de la Virgen dormida que debía cobijar”. Ya entonces dijimos que el Presidente del Centro de Estudios Borjanos recordaba perfectamente que, cuando en la década de los setenta del pasado siglo, se realizó el primer trabajo de inventario, propiciado por nuestro Centro, bajo la dirección del Prof. Borrás, pudo ver en uno de los almacenes de la iglesia parroquial de San Lorenzo un viejo arcón que, al abrirlo, se pudo comprobar con cierta sorpresa, que contenía la imagen yacente de una mujer que, lógicamente, asociaron con esa devoción a la “Dormición de la Virgen”. El hecho de que esta pieza no fuera incluida en el catálogo que publicamos en 2002, nos hizo temer que hubiera desaparecido.




            Sin embargo, tras comentarlo con el Prof. Criado, decidimos desplazarnos a Magallón para intentar localizarla. Fue tarea fácil, gracias a la colaboración de D. Ricardo Martínez Frago y Dª Eva Frago Corao. Ellos nos condujeron a esa curiosa estancia con bóveda de medio cañón, realizada en ladrillo, que algunos han sugerido la posibilidad de que formara parte del antiguo castillo y que, en cualquier caso, acogió más tarde la primera capilla dedicada al Santo Cristo de la Cruz a Cuestas, patrón de la villa. En ella, utilizada ahora como almacén, se encontraba el mismo arcón al que hemos hecho referencia, reproducido en la primera fotografía.



            Al abrirlo, volvió a aparecer la misma imagen que recordábamos, vestida con ropa interior blanca y con la cabeza recostada sobre un cojín azul. Como entonces, la impresión resultaba sorprendente, al comprobar que el viejo arcón polvoriento seguía guardando el testimonio de una de las devociones más importantes del pasado de Magallón.





            La imagen es “de vestir”, con su cuerpo modelado en tela al que se han incorporado la cabeza, los pies y las manos, tallados en madera y policromados. La cabeza no lleva pelo, porque se cubría con una peluca de pelo natural que ha aparecido en el arcón.





            Allí también se guardaba el rico vestuario de la Virgen, integrado por varias piezas, todas ellas ricamente bordadas, entre las que destaca un corpiño de gran calidad y un espectacular manto azul, así curiosos complementos, como las sandalias.




            Muy bonitos son también algunos de los almohadones o cojines con bordados de decoración floral y pájaros exóticos, lo que confiere especial valor a todo el conjunto, en el que no faltan los faldones que rodeaba a la cama, de color azul y galón de plata con el anagrama de María.



            En otra dependencia del Centro nos mostraron también la corona de plata que lucía esa imagen de la Virgen yacente, realizada en plata y en aceptable estado de conservación que sí aparecía reseñada en el Inventario de 2002, datándola en el siglo XVIII.
            Nos satisface dar cuenta de este “hallazgo” que viene a completar el excelente trabajo del Prof. Criado y que abre el camino para la recuperación de esta importante tradición magallonera y a la restauración de la imagen, situándola en el emplazamiento que merece por su importancia.



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