martes, 5 de enero de 2016

Leyendas de Borja y Carcasona



            Carcarsona (Carcassonne) es una bellísima ciudad francesa de la región del Languedoc-Rosellón, vinculada a la Corona de Aragón durante un corto período, cuya ciudadela fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1997. Entre esa ciudad y la nuestra hay una relación que queremos recordar y que guarda relación con la conocida “historia” de la vaca que aparece en el escudo de Borja.



            Recientemente, el Dr. Pallarés Jiménez nos trajo desde allí esta postal en la que puede verse a un cerdo que es arrojado desde los muros de Carcasona y el nombre de “Dame Carcas” al pie de la imagen.




            Según la leyenda, “Dame Carcas” era la esposa del rey Ballak, soberano de la ciudad, durante la ocupación musulmana. Sitiada por las tropas de Calomagno, sufrió un terrible asedio en el transcurso del cual falleció el monarca, haciéndose cargo de la defensa la reina Carcas. Cuando la situación era insostenible, mandó reunir todos los alimentos que quedaban, comprobando que lo único que había era un cerdo y algo de trigo. Ideó entonces una estratagema consistente en dar el trigo al animal, arrojándolo después desde lo alto de la muralla, de manera que los sitiadores, al encontrarlo bien alimentado decidieron levantar el sitio al considerar que a los defensores les quedaban suficientes reservas como para alimentar con ese cereal a los animales.
            La leyenda continua con el relato de que, tras alejarse del lugar las tropas de Carlomagno, Carcas mandó tocar todas las campanas de la ciudad, de manera que, al escucharlas los miembros del séquito del emperador, dijeron: “Carcas sonne (Carcas suena)”, lo que dio origen al nombre de la ciudad. No termina ahí el relato, pues tras jurar fidelidad a Carlomagno, Carcas contrajo matrimonio con Roger, uno de los paladines del emperador, de cuya unión supuestamente descendería la familia Trencavel, señores de la ciudad y protectores de juglares y artistas que, en opinión de algunos autores crearon la leyenda para realzar el prestigio de sus señores.



            Al margen de las numerosas incongruencias del relato, como el hecho de aparecer un cerdo entre los habitantes musulmanes o que sonaran campanas, instrumento propia de las iglesias cristianas, la leyenda hizo fortuna y “Dame Carcas” es uno de los símbolos de la ciudad, contando con un monumento a las puertas de la ciudadela.




           También tiene una calle dedicada a su memoria y se han acuñado monedas oficiales con su nombre (curiosamente como Dame Carca, cuando lo habitual es denominarla Carcas). 




            Hay diversas publicaciones que abordan la historia y su figura ha inspirado a numerosos artistas, especialmente en el género del comic, unas veces con apariencia musulmana y en otras, como hemos visto anteriormente, como una dama medieval o princesa de cuentos infantiles. 





            La “Dame Carcas” cobra forma de muñeca o da nombre a un acreditado restaurante de la ciudad en donde el servicio de mesa lleva su imagen con el cerdo entre sus manos.



            La leyenda, en forma de cuento tradicional francés, es muy conocida también en la península ibérica, aunque en este caso el cerdo es sustituido por una vaca también cebada con trigo, mientras que la joven reina Carcas se convierte en “La astuta vieja de Carcasona”. De ahí que, en nuestra opinión, la historieta que relata Rafael García para justificar la inclusión de ese animal en el escudo de Borja guarde relación con Carcasona, tras ser transmutado el cerdo en vaca a su paso por los Pirineos.  Incluimos aquí una ilustración tomada del blog de Juan Carmona con los elementos de la leyenda recreada, la vieja y la vaca.



            Al margen de lo que acabamos de referir, existe otra leyenda, la de “la doncella Carcayona”, magníficamente estudiada por la Dra.  Pino Valero Cuadra, y que fue objeto de su tesis doctoral, que trata sobre una princesa india, convertida al Islam y que, tras ser arrojada de la casa paterna y de múltiples peripecias, llega a Francia donde contrae matrimonio y vencer nuevas dificultades, dará nombre a una nueva ciudad.



            En este caso, la leyenda nos ha llegado a través de varios manuscritos aljamiados, estudiados por la Dra. Valero, uno de los cuales fue hallado, con otros, al derribar una casa Almonacid de la Sierra, lo que viene a demostrar su difusión entre los moriscos aragoneses, añadiendo nuevo interés al tema que, sin embargo, no guarda relación con nuestra vaca.

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