jueves, 9 de julio de 2015

La bandera del Sindicato Agrícola Católico de Gallur


            Nuestro colaborador D. Antonio Miguel Sierra Ferrández nos ha enviado unas fotografías de una interesante bandera que se conservan en la Cooperativa Agraria “San Pedro”, de la que no teníamos noticia y que, probablemente, no llegó a conocer el recordado investigador D. Leonardo Blanco Lalinde, autor de un estudio sobre la bandera del Somatén de esa localidad y de otro sobre la bandera de la Tropa de Exploradores de Gallur que hoy se conserva en nuestro Centro.

            A las dos citadas viene a unirse ahora la del Sindicato Agrícola de Gallur, creado bajo la tutela de San Antonio de Padua, co-patrón del municipio, que aparece representado en el anverso de la bandera, orlado por hojas de parra y espigas bordadas al igual que las letras de la leyenda “SINDICATO AGRARIO CATÓLICO. GALLUR”.




            En el reverso aparece el escudo de Aragón, timbrado con corona real abierta y una peculiar distribución de sus cuarteles pues falta el correspondiente a la cruz de Sobrarbe. En torno al mismo, el lema de los sindicatos católicos “Unos por otros y Dios por todos” que tiene su origen en los antiguos gremios y que, más tarde, fue adoptado por otras organizaciones católicas como las Hermandades del Trabajo.
            Se trata, por lo tanto, de una pieza de sumo interés, realizada en raso y con bordados de calidad, así como las representaciones antes descritas. Ello nos ha permitido indagar sobre el origen de este sindicato.
            Los Sindicatos Católicos surgieron, a finales del siglo XIX, impulsados por la Iglesia que, tras la encíclica Rerum Novarum de León XIII, había abordado la cuestión social desde una perspectiva propia, equidistante de las corrientes políticas entonces en vigor.
            Ya anteriormente, se habían creado Círculos Católicos que, en realidad, eran meros casinos o centros de convivencia, pero a raíz de la definición de la doctrina social de la Iglesia se quiso dotarles de mayor contenido y, en 1895, se creó el Consejo Nacional de las Corporaciones Católico-Obreras, en la que se integraron los Círculos, las Cooperativas y los Patronatos Católicos existentes. Tres años después  se constituyó el Consejo Nacional de Corporaciones Católicas.
            A principios del siglo XX esta iniciativa había alcanzado un importante auge. Así, en 1908, se contabilizaban en España 902 entidades católicas, entre las que se encontraban 254 centros obreros, 253 cajas de crédito, 166 sindicatos agrícolas y 10 sindicatos de obreros industriales. Conviene recordar que muchas de las Cajas de Ahorro que hemos conocido tuvieron ese origen.
            Cuando, en abril de 1919, tuvo lugar el congreso constitutivo de la Confederación Nacional de Sindicatos Católicos, contaba ya con más de 40.000 afiliados.
            En Aragón, había sido creado en octubre de 1902, el Círculo Católico de Obreros de Zaragoza y, en los años posteriores, surgieron otros en diferentes localidades.  
            El citado investigador  D. Leonardo Blanco Lalinde, en su Historia de la Villa de Gallur, dejó constancia de la creación el 6 de abril de 1909 del “Sindicato Católico de San Antonio de Padua”, el más antiguo de los creados en esa localidad, que un año después contaba con 152 socios.
            Por nuestra parte, hemos encontrado  un artículo publicado el 15 de enero de 1924 en El Progreso Agrícola y Pecuario, editado en Madrid, en el que se hacía mención expresa al “Sindicato Católico de Gallur”, el cual disponía de Caja Rural propia, aunque no detalla ni sus fondos, ni el número de imponentes.
            Por otra parte, el número de junio de 1925 de la Revista Católica de cuestiones sociales incluyó una pequeña reseña del acto de inauguración de “su nueva Casa Social”, al que asistieron representantes del Sindicato Central de Aragón, Asociaciones agrícolas católicas, del Círculo de Labradores de Zaragoza y miembros de los sindicatos de Cortes, Borja, Magallón, Pedrola, Cabañas, Alagón, Monzalbarba y Remolinos, entre otros lugares.
            La bendición fue efectuada por el párroco de Gallur que era también consiliario del Sindicato. Allí se dio cuenta del estado económico del Sindicato, considerado muy satisfactorio, ya que, en 1924, había registrado un movimiento de fondos por valor de 700.000 pesetas, cantidad muy superior a las de otros sindicatos de la época, como se desprende de los datos publicados por el Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria en 1923, con ocasión de la Conferencia Nacional de la Edificación. 

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