jueves, 18 de junio de 2015

El órgano de Caspe y Borja


            A las ocho de esta tarde, tendrá lugar en la colegiata de Santa María la Mayor de Caspe, el concierto inaugural del nuevo órgano, que será interpretado por D. José Luis González Uriol. De esta forma culmina un proyecto admirable en el que, merced al micromecenazgo, ha sido posible afrontar un reto que ha supuesto la inversión de más de 168.505,64 Euros.



            Han sido 604 personas las que, con arreglo a sus posibilidades han contribuido a la financiación. La mayoría de ellas son de Caspe y de Zaragoza, aunque también las ha habido de otras 30 localidades, entre las cuales se encuentra Borja, como se hace constar en el último boletín editado por la Asociación “Caspe, Música y Compromiso” impulsora del proyecto.




            El nuevo órgano ha sido construido en Villel pro la casa organera Carlos M. Ramírez S. L. Tiene teclado y pedal. Disponde de 805 tubos, de ellos 42 de madera y el resto de metal. La extensión del teclado es de 56 otas y es de sistema de mecánica suspendida con reducción y acoplamiento de pedal. La caja es de estilo barroco y sus medidas son de 6,45 de altura por 4,30 de ancho, habiendo sido instalado en la segunda crujía de separación de la nave lateral de la Epístola, según proyecto del arquitecto D. Carlos Bressel Echevarría, consejero de nuestro Centro. 



            En  estos momentos gozosos, conviene recordar que la colegiata de Santa María la Mayor de Caspe es un importante monumento, construido en el siglo XIV, sobre un antiguo templo románico, por iniciativa de la Orden de San Juan de Jerusalén. Lamentablemente, la colegiata fue incendiada en 1936 por fuerzas leales a la II República, siguiendo una costumbre que pusieron en práctica en muchas localidades aragonesas.



Con el fuego se perdió el órgano que Jorge de Sesma había construido en 1687, aunque había habido otros anteriores. Desde entonces, la colegiata no ha contado con este instrumento musical, hasta que se decidió poner en marcha una iniciativa que, en sus comienzos, muy pocos creyeron que podía alcanzar el éxito.




La desaparición del órgano no fue el único daño sufrido por la colegiata de Caspe en 1936. Se perdieron también todos los retablos, las imágenes de la magnífica portada y los sepulcros existentes en su interior, entre ellos el de Gran Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén, frey Juan Fernández de Heredia, caspolino ilustre que quiso que sus restos reposaran en su localidad natal.




            Fue él quien donó a Caspe dos importantes obras. El llamado “caliz del Compromiso” y el relicario que contiene un Lignum Crucis del que, más tarde, fue extraído el que se venera en Ambel, merced a las gestiones de otro caballero de San Juan, el comendador D. Pedro de Monserrat. Estas dos piezas se salvaron, al haber sido convenientemente ocultadas. 

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