sábado, 23 de mayo de 2015

Un díptico religioso de Albeta


            D. Jesús Arcega López conserva con esmero muchos recuerdos de Albeta y de otras localidades de la comarca. Periódicamente nos visita para hacernos entrega de cosas siempre interesantes. Ahora, nos ha donado un díptico dedicado a Ntra. Sra. del Rosario, “según se venera en la iglesia parroquial de Albeta, provincia de Zaragoza, partido judicial de Borja”. Está impreso por Octavio y Félez, en la capital aragonesa y, aunque no lleva fecha, creemos que puede responder a una de las múltiples iniciativas de aquel gran párroco de la localidad, el borjano D. Eugenio Villafranca Aragón (1885-1956).



            En la fotografía aparece la imagen de la patrona de Albeta bajo el dosel que se le instalaba con ocasión de su fiesta. Detrás de ella se ve el lienzo pintado en color azul y con angelotes que, cuando realizamos el inventario de la parroquia, aún llegamos a ver, aunque hace tiempo que ya no se utiliza.




            En el folleto se hace referencia a la Virgen como “Salus infirmorum”, una de las invocaciones contenidas en la letanías lauretanas. Su relación con la patrona de Albeta creemos que no es casual, pues esa imagen atrajo en el pasado a muchas personas que acudían en busca de la curación de sus familiares, especialmente en el caso de enfermedades nerviosas.
            No obstante el contenido del díptico es, en cierto modo genérico. Por un lado, la Consagración a la Santísima Virgen, una práctica piadosa que era muy frecuente hasta hace poco y que los fieles recitaban al comienzo de cada día. Por otro, la petición a Santísima Virgen para obtener “la gracia de la Predestinación”. No vamos a entrar a definir el concepto de predestinación, un profundo misterio que es interpretado de forma muy diferente por la Iglesia Católica o las protestantes y al que el Catecismo actual se refiere afirmando que “Para Dios todos los momentos del tiempo están presentes en su actualidad. Por tanto establece su designio eterno de predestinación incluyendo en él la respuesta libre de cada hombre a su gracia”. La salvación o condenación de cada uno no está previamente predestinada por Dios, sino que en ella interviene la libertad de cada persona. Dios siempre otorga la gracia de la conversión a los pecadores y los pecadores son libres para recibirla o rechazarla. Por eso, lo que se pide en este impreso de Albeta es la ayuda de la Virgen, en la hora de la muerte, para “vencer a las potestades del infierno” y, por otra parte, para dulcificar “las amarguras de aquella hora”.
            Como aspecto curioso, podemos llamar la atención que estando dirigido el díptico tanto a hombres como mujeres, se dejan en blanco todas las terminaciones de palabras que, en virtud de quien las recite, pueden ser masculinas o femeninas. Es una opción mucho más correcta que el que ahora se ha introducido de emplear @ en estos casos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario