lunes, 23 de julio de 2012

Campanas de Borja: Santa María II. La campana de madera



            Iniciamos hoy la descripción de las campanas de la antigua colegiata de Santa María, a la que ya dedicamos un artículo sobre el campanil existente en el tejado de la nave. Ahora, abordaremos las de sus dos torres. La que aparece en primer término en la fotografía es la situada sobre el pórtico y es conocida como “torre de las campanas”. Al fondo se encuentra la llamada “torre del reloj”.





El grupo más importante de campanas se encuentra en la primera e iremos describiéndolas de arriba abajo. Este artículo está dedicado a la “campana de madera” o carraca sobre la que un comunicante nos pidió que incluyéramos, cosa que ya estaba prevista pues se trata de una pieza de gran interés.




            Está situada en la parte más alta de la torre, sobre esta campana de bronce conocida con el nombre de “Don Don”. En la fotografía se puede apreciar la posición de la carraca sobre el entramado de madera.




            Se trata de una estructura de madera circular que se hace girar, de manera que los mazos golpean sobre las tablas, produciendo su sonido característico.





            Este es el dispositivo que hace posible el movimiento, tirando de un cabo anudado al brazo metálico que se ve en la fotografía.




            La campana se encuentra en un aceptable estado de conservación y sería posible volver a utilizarla con una pequeña reparación de algunos de sus mazos y de otros elementos.




            Como es sabido, en la Iglesia Católica, tras el canto del Gloria el día de Jueves Santo, dejan de sonar las campanas hasta el momento en el que vuelve a entonarse el Gloria en la Vigilia Pascual. Durante ese espacio de tiempo, comprendido entre la tarde del Jueves Santo y el amanecer del Domingo de Resurrección lo único que suenan son las carracas o matracas. Durante esos días era cuando se empleaba esta “campana de madera” que algunos asocian al “Entierro de Cristo”, pues sonaba a la salida de esta procesión. Pero también se utilizaba para convocar a otras ceremonias de esos días, como la “Procesión de los Cristos” o el llamado “Sermon de la bofetada” y los oficios del Viernes Santo.
            Este reportaje constituye una auténtica primicia informativa, dada la dificultad para acceder al lugar donde se encuentra instalado el “artilugio”. Sólo la especial formación naval de Enrique Lacleta y sus dotes como fotográfo han hecho posible la obtención de imágenes de tan excelente calidad.

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