miércoles, 16 de mayo de 2012

Las campanas de la iglesia de San Bartolomé de Borja


            A raíz de la publicación de los artículos dedicados a la campana de la ermita de San Jorge, hemos recibido varias peticiones interesándose sobre el resto de las campanas existentes en Borja. Sin lugar a dudas, las más importantes son las que conforman el singular conjunto de la colegiata de Santa María, de las que nos ocuparemos más adelante.
            Hoy queremos hacer referencia a las de la iglesia de San Bartolomé y lo hacemos con la colaboración de Enrique Lacleta que, con cierto riesgo, ha procedido a fotografiarlas con mucho detalle.



            En la actualidad, la iglesia dispone de dos campanas emplazadas en una sencilla espadaña de reciente construcción.

 

            Vistas desde la plaza, la derecha lleva el nombre de “San Miguel”, mientras que la de la izquierda se llama “San Bartolomé”. Ambas fueron construidas por los hermanos Portilla de Gajano (Santander) en 1985, una empresa a cuyo frente está Abel Portilla.




            El nombre asignado a las mismas no es casual ya que, a la parroquia de San Bartolomé se le agregó, a mediados del siglo XIX, la antigua de San Miguel. Años más tarde, en virtud de una lamentable decisión impulsada por quien carecía de los más elementales conocimientos de Historia y de las posibilidades que ofrece el Derecho Canónico, todas las parroquias borjanas fueron suprimidas, creándose “ex novo” la actual parroquia de Santa María y San Bartolomé, cuando se podía haber procedido a la agregación de las anteriores. A algunos, este hecho podría parecerles una cuestión baladí pero no lo es, desde el punto de vista histórico. La propia Iglesia suele ser muy cuidadosa en casos similares, como en el de las sedes episcopales, pero en el caso de Borja se optó por el camino menos adecuado, aunque, desde la última reforma del Código de Derecho Canónico, fuera jurídicamente posible.




            Puede parecer llamativo que una iglesia, como la de San Bartolomé, cuyo origen se remonta a los tiempos de la Reconquista, tenga unas campanas de construcción tan reciente.





            Lógicamente, hubo otras que desaparecieron cuando, a mediados del siglo XX, la iglesia fue derribada para construir el actual templo, siendo sometido su patrimonio a un lamentable expolio, propiciado por quienes tenían la obligación de conservarlo.
            Eran también dos campanas que se llamaban “María” y de las que nos ha quedado el artículo de uno de los más importantes especialistas en esta materia, Francesc Llop i Bayo, que estuvo en Borja y llegó a recoger sus toques. Por su interés, reproducimos el artículo que, sobre las mismas, figura en su web: http://campaners.com
            “La parroquia de San Bartolomé de Borja tenía dos campanas de distinto tamaño (aunque las dos se llamaban María). La iglesia fue derribada y reconstruida sin campanario; las campanas, si existen, no se emplean actualmente.
La jornada comenzaba con el toque de oración y luego con el de la primera misa. Si era un día festivo, y según la categoría de la fiesta, bandeaban la pequeñica sola, la mayor sola o las dos para las grandes ocasiones. Para bandear la campana grande se empujaba como en otros sitios, pero si había suficiente gente, o el campanero se quería lucir, se sentaba en una madera, encima de la campana, y cuando la bandeaban, ayudaba con los pies.
Para los repiques, desde abajo, los badajos estaban atados a un cuerno de carnero colocado en la pared opuesta a la campana; una cuerda colocada en el centro de la torre se hundía hasta varios metros más abajo, donde un leve tirón producía el sonido deseado.
Los campaneros eran, en realidad, los sacristanes de San Bartolomé: esto justificaba que en las fiestas se "echaban a bando" las campanas solo en el primero de los tres toques: los otros dos se hacían, tirando con las cuerdas desde abajo, y cualquiera los podía hacer...
En las grandes fiestas había señales para ir indicando a los ausentes las distintas partes de las ceremonias: algo así como una retransmisión en directo que los oyentes (labradores en los campos, enfermos o ancianos) sabían reconocer.
Los toques de muertos eran distintos según la "clase" del difunto, es decir lo que pagaba: se hacían tocando un rato lentamente las dos campanas, y otro rato tocando las "folías" o repique cada vez más rápido de las dos campanas y vuelta a empezar.
 Para los muertos no se indicaba el sexo, pero sí para los moribundos: el toque de agonizar constaba como de costumbre con más señales para los hombres (33 golpes) que para las mujeres (32). Decían: "ya tocan a gonizar", pero surge la pregunta de cómo podían reconocer distinta señal, con tantos badajazos y tan poca diferencia entre uno y otro sexo.
Por la tarde se tocaba a rosario, a "exposición mayor" o alguna otra devota asamblea, y se finalizaba la jornada con otro toque de oración que anunciaba la llegada de la noche, y el final del ciclo diario.”

2 comentarios:

  1. Muchisimas gracias por su articulo y por la celeridad en dar respuesta a mi sugerencia referente a las campanas de Borja y comarca.Sigo siendo un fan de su blog!!!

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  2. soy de borja pero siempre he conocido- por edad- san Bartolome en su estado actual en el articulo que citan dice:
    “La parroquia de San Bartolomé de Borja tenía dos campanas de distinto tamaño (...). La iglesia fue derribada y reconstruida sin campanario..."
    No sabia que habia habido campanario en S. Bartolome. ¿lo hubo?,¿como era? existen y magenes y ¿el interior?. me gustaria k proporcionaseis informacion sobre este tema

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